Un Ensayo Biográfico sobre Orlando Araujo (1927-1987)
Por Carlos Torres Bastidas
¿Y la piedra de la quebrada de mi pueblo?
Como una muela fuera del agua buscaba el alimento de un Dios bajo la tierra.Mascaba,
palabra de honor que mascaba; era parte de una mandíbula y de un rostro y de un cuerpo varonil y terrible.
Sucede que la piedra sentía como una novia.(...) yo se bien que aquella piedra y otras más sufren de nostalgia por mi ausencia y por la muerte de mi amigo.
Quiso decir que no son dichosas, y que saben llorar de amor cuando mi padre regresa y sólo se oye un rumor de aguas lejanas, ya en la tarde, al toque de oración.
Amigos míos.
Orlando Araujo.
Calderas es una hermosa población, ubicada en el Estado Barinas, en el piedemonte andino, tierra de hombres trabajadores y dedicados a las labores del campo, acariciada eternamente por la neblina y por el imponente Río Azul, quien con su murmullo poderoso acompaña las frías noches de los habitantes. Cuna de famosos jinetes y de hombres recios, en cuyo seno vio la luz Orlando Araujo.
El escritor caldereño Orlando Araujo fue uno de los valores más importantes y trascendentes de la literatura venezolana. Creó una prosa magistral y única, fue un hombre desgarrado por lo que sucedía en su país y preocupado por el rescate de nuevos valores dentro de la literatura.
Nació en el año 1927, aunque en muchas solapas de sus libros, en las reseñas biográficas publicadas, se señala el 14 de Agosto de 1928. El Club Rotario de Barinitas señala en una placa colocada en su casa natal el 14 de Agosto de 1928. Para asegurarnos que esta era la fecha correcta, acudimos a la Jefatura Civil de Calderas, y revisando el libro de Partidas de Nacimiento del año 1928 nos percatamos del error, ya que el 17 de Agosto de 1928 fue presentado por el señor Sebastián Araujo de 32 años, el niño JOAQUÍN ANTONIO, quien nació el 16 de Agosto de 1928.
Pero al revisar el libro del año 1927 encontramos en la Partida No.102 que Sebastián Araujo de 30 años presentó el 28 de Septiembre de 1927 al niño ORLANDO RAFAEL, hijo del presentante y de su esposa Eden Ciangherotti, de 23 años. Como podemos ver estos son los padres de JOAQUÍN ANTONIO quien nació en 1928, la fecha en que se señala que nació Orlando (1928) es incorrecta, y podemos afirmar por eso que nació en 1927.
Como sabemos que es importante determinar la fecha de nacimiento, y los nombres de los padres de Orlando Araujo nos permitimos reproducir íntegra la Partida de nacimiento de este gran escritor: "PARTIDA NÚMERO 102. José Jesús Rosario, Primera autoridad civil del Municipio Calderas, hace constar; que hoy veintiocho de Septiembre de mil novecientos veintisiete, se presentó ante este despacho el Ciudadano Sebastián Araujo, de treinta años, casado, comerciante, vecino de este Municipio y manifestó que nació en el pueblo el niño ORLANDO RAFAEL, hijo legítimo del presentante y de su esposa Eden Ciangherotti, de veintitrés años, casada, de oficios del hogar. Fueron testigos presenciales de este acto Jasinto (sic) Rangel y Manuel Barroeta, mayores de edad y vecinos de este Municipio. Leída que les fue la presente acta manifestaron estar conformes y no firman por no saber. El Jefe Civil (fdo) José Jesús Rosario. El secretario (fdo) Fortunato Aponte."
Sus hermanos fueron: Joaquín Antonio, Irma y Omaira. Se casó dos veces; en el primer Matrimonio con la Sra. Morella con quien tuvo dos hijas: Inés Morella y Mariace.
En su segundo matrimonio con Trina Urbina con quien tuvo dos hijos: Sebastián y Juan. Tuvo una hija ilegítima con la Sra. Amélida Quintero: Olga.
Realizó sus Estudios Primarios y Secundarios en Calderas y Barinitas (Barinas), en Valera (Trujillo) y San Cristóbal (Táchira).
Según Diego José Sanguinetti: "Su niñez fue como la de todos los niños de su época; su viveza y curiosidad lo destacan entre sus compañeros; su mente aguda y su ligereza mental lo llevan a un mundo de fantasía que lo hacen diferente dentro de un gobierno familiar en que lo correcto y el cumplimiento de sus acciones lo convierten en un modelo de aquel pequeño pueblo serrano.
Cada vez que Orlando Araujo se solía escapar para irse a bañar en el cristalino pozo denominado La Piedra del Patio, el río Calderas con su fuerte caudal sonaba como si quisiera hablarle al pequeño niño y decirle: Ten cuidado, que en un mañana el mundo de las letras y de la economía recibirán en su seno a un eterno soñador de lo humano y lo divino."
Orlando Araujo recuerda su niñez y el encuentro con la literatura en De lo humano y lo divino: "Yo conocí a Rubén Darío muy de mañanita, en una hacienda de café de mi padre, al pie del monte andino. Qué alegre y fresca la mañanita, me agarra el aire por la nariz, los perros ladran, un niño grita, y una muchacha gorda y bonita sobre una piedra muele maíz. Y para mí esto era la calle de los mamones y del calvario allá en Calderas. Y eran las hijas de Carmelita Moreno moliendo el maíz de las arepas y era Filipillo Raspacabulla dando brincos; y era, en fin. Rubén Darío, amigo mío, ya definitivamente metido en mis diez mil infancias.
Rubén convivía con Vargas Vila en la caballeriza de mi casa en el pueblo. Vargas Vila era clandestino. Yo leía Aura o las Violetas, y leía El Huerto del Silencio para llorar con las mujeres leprosas mientras el caballo turco de mi padre miraba tratando de comprender, y enmudecía."
Pero no sólo le interesó la Literatura, también la Economía, materia en la que destacó profesionalmente, ya que fue asesor en diversas compañías, y profesor en la Escuela de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, de la Universidad Central de Venezuela, donde dictó las materias: Seminario sobre Industrialización de Venezuela entre 1962-1965. Fue Profesor fundador de la Cátedra "Problemas Económicos de Venezuela". 1965-1969. Posteriormente esta Cátedra se funde con otras en "Formación Socio-Económica de América Latina".Profesor Miembro de la Cátedra de Integración Económica, de la Cátedra "Formación Socio Económica de América Latina", y de Estructura Social de Venezuela en la Escuela de Psicología de la Facultad de Humanidades y Educación.
En esta Institución no sólo prestó servicios como docente, también en cargos directivos y gremiales, entre los cuales tenemos: Representante de los profesores en el Consejo de la Facultad de Humanidades y Educación, Representante de los profesores en el Consejo de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, y Representante de los profesores ante el Consejo Universitario de la Universidad Central de Venezuela.
Su obra literaria comprende la Crítica y la Creación, entre las que tenemos: Lengua y Creación en la obra de Rómulo Gallegos (1955), Juan de Castellanos o El Afán de Expresión (1960) sobre el cual Orlando Araujo escribe lo siguiente: "Juan de Castellanos era casi un niño cuando vino a América. Soldado desde los catorce hasta casi los sesenta, la melancolía sexagenaria lo encuentra convertido en monje escribiendo versos, allá en el retiro de Tunja, ciudad de conventos, de poetas y de panaderos. Juan de Castellanos escribió 150.000 versos que yo leí, creedme amigos, cuando era adolescente, tratando de encontrar alguno bueno, y, en efecto, algunos encontré como quedó consignado en un pequeño libro que hace años escribí sobre el soldado poeta.
Pero lo que interesa para la memoria no es tanto los valores poéticos de Castellanos, sino el artículo y el afán de sus octavas reales: eran elegías escritas para que la posteridad no se olvidara de los varones ilustres que vinieron, vencieron y murieron en Las Indias: Elegías de varones ilustres de Indias. Tal fue el título y el afán de aquellos infinitos versos."
Orlando Araujo se interesó en sus ensayos por la literatura y la Economía de su país, obras como La Palabra Estéril, publicada por la Universidad del Zulia en 1966, y que obtuvo el Premio Ensayo Universidad del Zulia. Operación Puerto Rico sobre Venezuela (1967), Situación Industrial de Venezuela (1969), lo demuestran ampliamente.
En el año 1970 aparece su libro de relatos más conocido, Compañero de Viaje, el cual fue llevado al cine por Clemente de la Cerda, donde rescata una gama de personajes importantísimos para la historia de Calderas, su pueblo natal, como por ejemplo "Pedro Terán". Araujo habla con una prosa que parece más bien poesía, donde con trazos precisos pinta las bellezas de su tierra, y habla de personas que conoció en su niñez y que siempre llevó consigo en su recuerdo.
Dentro de la creación literaria una veta poco explorada por los escritores de nuestro país, la literatura infantil fue tema también para este hombre múltiple –como lo llama el profesor y escritor Earle Herrera-, con Miguel Vicente Patacaliente(1971) al que le fuera otorgado el Premio de Literatura Infantil del Banco del Libro. Los Viajes de Miguel Vicente Patacaliente, publicado en abril de 1978, donde Araujo hace un derroche de imaginería, y demuestra su maestría en desarrollar personajes atractivos para el universo infantil.
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